Poesía sin Respeto

Poemas sobre el origen

Origen

Vengo de los sueños de unos padres amorosos de gente de ciudad
que prefirió el campo y la vida
vengo de un trozo de cielo
con olor a pino y polvo del camino de un rincón en las montañas
con personas cálidas y noches frías vengo de un cuento de hadas
con amaneceres de Monet y noches de Dostoyevsky.

Vengo del mes de la lluvia torrencial y la luna helada y llena
alumbrando cual bombilla.

Vengo del cruce de mundos
del polvo de estrellas momentáneamente reunido,
vengo de las campanas a medianoche y una fiesta sin posible olvido.

Lolita y sus matices

Vengo del campo de un lugar que creí mi cielo.
vengo de las montañas donde no existe el ruido ni la maldad.

Vengo de una casa
con techos de paja, ventanas sin cortinas y de puertas abiertas.

Vengo a la Ciudad,
con un nudo en mi garganta y
donde casi no hay nada
que recordar.

vengo buscando esa alma,
que en alguna montaña debió quedar.
Vengo, vengo con ansias de escapar de olvidar.

Crecer en la ausencia

Vengo de la soledad,
de la ausencia de mi padre,
ese hombre del cual soy viva imagen,
pelo rizado y oscuro,
ojos almendra, mirada penetrante,
manos grandes y sonrisa encantadora.

Vengo de la ausencia de mi madre,
de las noches aferrada a su fotografía.
De no entender las palabras
madre soltera, trabajo y sacrificio.

Vengo de una casa vacía,
habitada por amigos imaginarios,
donde me doy la mano para levantarme después de la caída,
donde no hay abrazo que consuele.

Vengo de donde vienen los niños
que deben ser adultos y cuidan de sí mismos.

El enigmático discurrir de un manantial existencial

Vengo del todo y de la nada,
de la primera molécula que vio la vida.
Del comienzo de los tiempos, de mis tiempos.
Del valle verde donde tomé la primera bocanada de aire.

Vengo de la madre que fue parida por otra madre,
de las ilusiones de una mujer que soñó la maternidad,
del enamoramiento de madre y padre,
de un refugio llamado vientre.

Vengo de la contradicción,
del dolor de parir y la ilusión de nacer.
Del fin de la preñez y el comienzo de la nueva vida,
del horizonte errante que conduce a todas partes.

Vengo de la energía del sol,
la serenidad del mar, la fertilidad de la tierra.
Vengo de la equivocación incesante
y la voluntad de nacer para la vida cada día.

Versión del antes, ahora y lo que vendrá

Soy de donde los trenes salían cargados de café,
del pueblo donde papá jugaba con sus perros mansos,
de la loca, del aventurero,
de la rebeldía y del que ama la libertad.
Dos personas diferentes,
la que ama cocinar, el que ama pescar.
La que teme ensuciarse y el que teme dejarse llevar.

Soy de la que sueña volar sin frenos
y del que traza su ruta de vuelo antes de despegar.
De quien me enseñó a estar despeinada
y de quien me enseñó a pintar mis labios.

Soy quien quiere correr y gritar pero también quiere encajar.
Risas, lágrimas, sueños y catástrofes
Soy femenina y masculina,
Unas con miedo y otras valiente.

Soy mi mayor orgullo pero también mi oscuridad.
Soy muchas cosas y también seré otras cuantas más.
Sin nada más que agregar,
Soy quien al crecer entenderá que puede ser ellos,
como el sol, la luna y el mar.

Antes de nacer mi hermano y yo nos repartimos cada cosa

Como en orden de llegada,
yo me quedé con todo lo del primer apellido,
y él con todo lo del segundo,
esto incluyó amores y dolencias.

Él se quedó con la sonrisa eterna de la abuela,
la devoción a la mamá,
el gusto por la comida de casa,
el odio por la comida de mar.

El se quedó además, con un asma
y de respirar lento, se quedó con la tranquilidad.

Yo en cambio me quedé con el carácter fuerte,
el amor por los trenes y las herramientas de papá.
El gusto por hacer cosas con las manos
y la comida de mar.

Yo me quedé además, con una taquicardia
que de palpitar rápido, me dejó la intensidad.

Ambos sellamos el trato
con una promesa en forma de lunar.
Y para nunca perdernos negociamos el aspecto,
yo me parezco a la mamá y él al papá.

El guión ya ha sido actuado

Adiós le digo a la niña,
con mejillas de manzana;
adiós a la adolescente;
joven e imprudente;
la bienvenida doy a la veterana.

Ya a mi puerta te asomas.
Con hebras blancas y hendiduras,
te dejas entrever en las palabras,
en lo que callada guardas,
anciana de las horas.

En silencio te irás.
Entre aplausos y despedidas,
bajarás de este escenario
donde danza eterna la vida.

Sinum

Soy,
la constelación de mis memorias y ficciones,
soy la anciana,
la madre,
la bruja,
la niña,
la joven.
Un hombre buscando el fuego,
también soy,
un dios allá en el cielo que lo castiga,
también soy.
Soy espejo resonante de
todo lo que veo.

Soy,
una más de mis muchas voces,
también soy,
como un grano en el desierto,
también soy.
A veces un coro cuando hablo,
o hago entre mis varios un ejército,
otras veces en cambio armo una guerra
entre todos mis granos de arena,
y muero muchas veces,
por cada suspiro hacia afuera.
Sin que nadie lo sepa.

Retratito

Dos niñas, un varón,
un padre que se ausenta,
una madre que solloza.

Son tres niñas ahora
Que acompañan al varón
una casa que no es suya.

Una abuela se encuentra
con la muerte antes de conocerla
y de herencia su nombre le deja.

Dos rodillas raspadas,
miles de piojos,
una colección de naranjas robadas,
gusanos de guayaba entre los dientes,
una soga atada con un nudo
(en el árbol de pomas)

La nevera vacía,
una cama,
cuatro niños que sueñan despiertos.
Juguetes rotos y sonrisas completas.

Ropa manchada y un virus que ataca,
ronchas y abrazos,
besos, mocos
y rondas infantiles.

Una niña de cabello rizado,
ojos café mugre y un bultico en la cara,
al que le llaman nariz.

Una muñeca que siempre ríe y nunca llora.