Vengo de la soledad,
de la ausencia de mi padre,
ese hombre del cual soy viva imagen,
pelo rizado y oscuro,
ojos almendra, mirada penetrante,
manos grandes y sonrisa encantadora.
Vengo de la ausencia de mi madre,
de las noches aferrada a su fotografía.
De no entender las palabras
madre soltera, trabajo y sacrificio.
Vengo de una casa vacía,
habitada por amigos imaginarios,
donde me doy la mano para levantarme después de la caída,
donde no hay abrazo que consuele.
Vengo de donde vienen los niños
que deben ser adultos y cuidan de sí mismos.