Poesía sin Respeto

Poemas feministas

Cuatro

Soy la naturaleza con sus cuatro estaciones
Soy el invierno, reflexión y soledad
Soy la primavera, seguridad y poder
Soy el verano, expresión y placer

Soy el otoño, energía y explosión
Soy la luna con sus cuatro ciclos
Soy la llena, claridad
Soy la menguante, sombra

Soy la nueva, oscuridad
Soy la creciente, luz
Soy cuatro mujeres
Soy la bruja, sabia y alquimista

Soy la virgen, diosa y lienzo en blanco
Soy la madre, protectora y creadora
Soy la puta, libre y libidinosa
Soy la que solo yo conozco

Soy la que todos conocen
Soy la que todos reconocen,
pero no sé quién soy
Soy la que ni yo, ni nadie conoce.

Mis Yo

Bellezas escondidas y expectantes

que insistentes retornan

ante las ventanas de mis ojos 

puentes hacia mi esencia.

Valientes, pacientes, impredecibles

en paralelo, dulces y amorosas

en contradicción, osadas y prevenidas

extrovertidas y para mi sorpresa, introvertidas.

Mis Yo, conectan un mapa perfecto

cada línea me guía hacia una respuesta

me motivan, me generan sed de mí

así a veces no las entienda.

Mis Yo, me reafirman como única

diferente como una mancha

que no puedes dejar de admirar

desdibujando el concepto de copia.

Algunos creen conocerlas en Diana, otros en Carolina.

Herencia

En ellas cabe una vida entera, una selva y cuando las extiendo, 
puedo tocar y abrazar la inmensidad.

Torbellino de líneas que se cruzan, hilos invisibles, portadoras de aventuras. 
A veces inquietas, diligentes, perezosas, benditas, en tránsito.

Las miro, las admiro como una obra de arte en la mitad de un parque,
si las abro, estoy viva.
Si las vuelvo puño, estoy fuerte.
Si las entrelazo, tengo compañía.

Las veo bailar de cerca, tanto que pueden acariciarme. 
Las veo y con ellas doblo esquinas, vuelo, y es preciso decir 
que en ellas encuentro ternura, herencia y poder.

Simple

—La vida es simple, uno la vuelve drama—,
decía mi amiga en medio de la borrachera.
Un trago y nos reíamos.
Dos tragos y bailábamos.
Tres tragos y arreglábamos el país.
Cuatro tragos y dos vallenatos.
Cinco tragos y nos enamorábamos de algún traseúnte.
Seis tragos y recordábamos.
Siete tragos y llorábamos
Ocho tragos y nos abrazábamos
Nueve tragos y nos estorbaba la ropa.
Diez tragos y…
—Laura no más, estamos muy borrachas—.
Ella es así, simple.

Inalienable

Mi cuerpo no es mío.
Cuando tenía 14 años,
mi cuerpo fue del novio perfecto de mi amiga Paula,
quien entró a su habitación un día,
le tapó la boca y la hizo sangrar,
no rosas, sino rojo escarlata,
como la reputación que la acompañó desde ese día.

Fue recibido con una ronda de aplausos de sus compañeros universitarios,
era el primero en quitarle la virginidad a alguien.

Quitar:
“tomar o coger algo ajeno,
despojar”.

Mi cuerpo no es mío.
Perdí los papeles que me daban la propiedad sobre él desde antes de nacer.
No es mío, pero puede ser de quien se le dé la gana de reclamarlo:
mi novio, mi papá, mi jefe.

Mi cuerpo no es mío.
Es del mejor amigo de Sofía,
que en una fiesta inundada de alcohol
reclamó su cuerpo inconsciente
y la hizo despertar en lágrimas.

Mi cuerpo no es mío.
Es de las malas decisiones que tomé,
de los hombres que dejé entrar
y de la autoestima que dejé salir.

Mi cuerpo no es mío.
No puedo reclamarlo en ninguna caja de objetos perdidos,
no sé, no está,
porque un día mi ortopedista
tocó partes de mi alma
que no son su especialidad médica.

No es mío, porque si pude detenerlo y no lo hice,
significa que quería.

No es mío, ni de él,
porque solo lo tocó, solo lo vio.

Bienvenidos a la cultura del “notangravismo”.

“No es tan grave porque solo palpó”.
“No es tan grave porque ella no denunció”.
“No es tan grave porque es su pareja”.

No es tan grave
que mi cuerpo no sea mío
porque es un trofeo,
deséenlo.
Es un botín de guerra,
disfrútenlo.
Es comerciable
¡Que viva el libre mercado!

Mi cuerpo no es mío,
porque con cada historia que escucho se despedaza,
intento desesperada agarrar cada parte que se desprende.

Quiero llevarlo a la notaría y que un hombre me diga por fin:
“Declaro este cuerpo como suyo”.
Pero no logro aferrarme a nada,
porque mi cuerpo no es mío.

No es mío, nunca será mío.
Pero tampoco está a disposición de mi profesor,
del extraño del parque,
del taxista, ni siquiera de Dios.

Mi cuerpo no es mío,
es de las mujeres que no han podido recuperar el de ellas.

Mujer Otoño

Una mujer que parecía
una tarde de otoño,
a veces semilla y otras retoño
nostalgia que caía y por dentro florecía.

No tan fría, no tan cálida,
tu mirada naranja marca la entrada
niña romántica y enamorada
de cabello largo y piel pálida.

Solitaria y callada,
mujer de amable sonrisa
y alma sosegada.

Mariposa de otoño y dulce mirada
mujer de sutil brisa
que abanicas la noche con tu llegada.

Una cuestión numérica

Dentro de mí habita esa primera

La bebé recién nacida,
la que lloraba, dormía y comía
como único pasatiempo.

Dentro de mí también está la segunda

La niña pequeña
la inocente que jugaba con peluches,
armaba casitas, leía cuentos
y hablaba con voz quedita

Dentro de mí vive la tercera

La niña ya no tan pequeña,
la que empieza a leer más,
la que habita en la inocencia
y en la astucia

Dentro de mí trabaja la cuarta

La niña del colegio
que se defendía, reía,
charlaba, estudiaba

Dentro de mí sonríe la quinta

La niña que estudia desde casa,
la que ríe y aprende,
llora y se confunde,
pero que a la vez vive, crece y madura

Dentro de mí, en un rinconcito, está la sexta

La que se quedó en Medellín,
la que usa de ancla sus recuerdos
para no ahogarse

Dentro de mí trato de destruir a la séptima

La que…no, mejor no hablar de ella

Dentro de mí está la octava

La que les escribe este poema,
la que sueña, lee y vive feliz

Dentro de mí también viven muchas más,
pero están todas dormidas
y no podemos hacer más que imaginarlas

Adiós a la que fui

Adiós niña malcriada
Te dejo tus pataletas, tus imprudencias
la necesidad de tener la razón
y la idea absurda de ser el centro de atención

Adiós soñadora
Te dejo con tu loca idea de cambiar el mundo
con tus amores imposibles

Te suelto poeta maldita
que te adueñaste de aquella jovencita
que entre versos desesperados
nunca perdió la razón

Adiós mujer de mil colores
Te dejo lo que pudo ser y lo que no
los hubiera, los tendría, los sería
la infinitud de posibilidades

Te dejo el éxito nebuloso que se disipó
y tal vez luego se transformó
Te dejo el amor de tu vida
para escribir una historia entretenida

Adiós impecable señora
Te dejo los tacones, los pañales, la escoba y el sartén
las vacaciones en familia
las noches de desvelo sin saber por qué
la necesidad de ser, de estar, de controlar y de agradar

Te dejo las expectativas ajenas
la esposa prodigiosa
la mamá perfecta
y también al perro

Adiós mujer de mil nombres
guerrera de mil batallas
víctima de mil amores

Adiós niña malcriada
jovencita soñadora
mujer, señora

Me desprendo del dolor
Y aunque pese el equipaje
Los retratos del ayer
dan cuenta de mi misma y del mundo que soñé

Aquí queda la que soy
hebras blancas, surcos de emoción
despojo de añoranzas
víctima de arrepentimientos
sigo escribiendo esta canción

Malportada

Yo nací con todo
para ser bienportada
un papá, una mamá
la leyenda del primer amor
y del amor eterno.

Yo nací con un Dios
latoso en la escápula.
En las manos un cartón
de ser clase alta.

Reinita de las costumbres sanas
gluten free
5 AM
biodegradable
sin excesos.

Y por dentro
con el ansia hambrienta
de voltear la mesa
romper los platos
volar monstruosa, escamada
con la garganta en fuego
y repasar las cenizas,
de los pueblos.

Quitarme el hábito
pasearme negra, felina
desnudarme
transparentarme
como rana platanera,
para que veas mis órganos

latir.