Por el camino amé la alborada
con su cámbulo aún dormido;
bajo sábanas crespas color comino
canta la liebre de madrugada.
Vientos cálidos resoplan en vereda
anunciando la llegada de misiá Jimena
con su boticario, cantos y novenas
para una niña que en cama espera ligera.
¡Vaya sorpresa! El sol se posó en ella
y alargando sus rayos la abrazó completa
hasta alumbrar su máxima belleza.
Todo allí murmuró en silencio,
y en un abrir y cerrar de ojos
una estela blanca dejó su huella.
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