Nací envuelta en hojas de tabaco,
oliendo a café,
en el vientre oscuro de una montaña llena de oro.
Nací enredada en hilos,
cruzando puentes,
entre ojos africanos
encadenados al mar.
Crecí entre perfumes de mujeres,
entre rinrines y renacuajos.
Me bañaron manos llenas de leches
y mantequillas.
Mi sangre sabe qué es morir de amor
y beber espantos.
Mi sangre sabe olvidar rosarios
y domar caballos.
Soy esta historia
y una suma de rizos.