Poesía sin Respeto

Lienzo

Desde niña pintaba en él, esbozaba emociones 

que mi mente y corazón no siempre dejaban ir.

Me enviaba mensajes en código que a veces 

no era capaz de descifrar. 

Establecí un sistema de comunicación 

para no olvidar, 

para darme voz, 

poder y conciencia 

de lo que era capaz de lograr.

Ese lienzo fino, bonito, fuerte, 

indomable, inteligente y puro, 

cada vez con más ímpetu,

más allá de lo físico, 

era yo, 

tratando de atravesar 

aquella piel que se había convertido en papel.

Hoy estoy reaprendiendo 

a traducir las palabras que dejaba sueltas,

a escribir con mi mágica voz.

Gratitud es lo que quiero devolverle a mi lienzo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *