Poesía sin Respeto

Pueblos fantasmas

Al lado azul
de mis recuerdos,
el viento imponente
se llevó la evidencia.

Un viejo Siete Cueros
fue el primer lugar
donde imaginé
pueblos fantasmas.

Palpaba su corteza
como recorriendo
la piel del abuelo
que nunca conocí.

Se enteró de todos mis temores,
mis tristezas,
mis logros
y mis inocentes deseos.

Un día sus hojas
perdieron el brillo,
al otro los pájaros
se fueron de los nidos.

Me despedí de él
sabiendo
que su savia
ahora me recorre a mí.

Y que sin ese viejo árbol,
yo no sabría
lo que significa
ser eterno.

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