Mil huellas
Ya olvidé de donde vine, y para donde quería ir,
pero sé que al final de mi cuerpo y de la playa,
tengo dos armas infalibles que nunca pierden su filo,
llenas de infinitas balas y sobrevivientes de mil batallas.
Los granos de arena me lastiman, me pisan.
La sangre besa mi piel de tantos kilómetros andados.
Estoy a punto de acabar con esto para que no duela.
Sin embargo, seguiré, daré un paso y luego otro.
No tengo alas para volar, ni aletas para nadar.
Mis ojos nacieron dañados, solo distingo borrones.
Mis manos temblorosas reflejan el miedo
que se mueve como una araña por toda mi piel.
Mi cerebro está a punto de olvidar,
los recuerdos bailan rotos en mil pedazos,
como un mosaico armado por un ciego.
Y nada de eso tiene la más mínima importancia,
por más que este perdido, sin mapa ni brújula,
seguiré caminando hacia alguna parte.
Navegare convirtiéndome en un caudaloso río
hasta desembocar en el mar.