Poesía sin Respeto

Titta Taborda

Una muñeca que siempre ríe y nunca llora.

Despedida

No fue fácil dejarte,
siempre creí
que estarías en mi vida
hasta el último día.

Me acompañaste desde niña
y jamás creí que pudiera soltarte.

Estuviste presente en mi primer beso,
en mi primera regla,
en mi graduación
y en mi primer día de empleo.

Me detuviste por mucho tiempo
para no saltar al vacío
y no me permitias hablar con extraños.

Fuiste mi apoyo,
pero también mi declive.
No creí que pudiera llegar tan lejos sin ti,
me sentía segura caminando a tu lado
sin saber que me estabas guiando
por el camino errado.

A veces te extraño,
quisiera que me detuvieras
cuando estoy a punto de hacer una locura,
pero sé que estás orgulloso de que ya no te necesite
para tomar mis propias decisiones.

Hoy puedo dejar atrás
a quien más amo
y me lastimó
hoy digo no
hoy puedo recorrer las calles con la cabeza en alto.
Ya no necesito tu aprobación
para permitirme ser feliz.

Tú te has ido y yo
he vuelto a las letras.

Hoy por fin
después de tantos años
puedo decirte adiós.

Retratito

Dos niñas, un varón,
un padre que se ausenta,
una madre que solloza.

Son tres niñas ahora
Que acompañan al varón
una casa que no es suya.

Una abuela se encuentra
con la muerte antes de conocerla
y de herencia su nombre le deja.

Dos rodillas raspadas,
miles de piojos,
una colección de naranjas robadas,
gusanos de guayaba entre los dientes,
una soga atada con un nudo
(en el árbol de pomas)

La nevera vacía,
una cama,
cuatro niños que sueñan despiertos.
Juguetes rotos y sonrisas completas.

Ropa manchada y un virus que ataca,
ronchas y abrazos,
besos, mocos
y rondas infantiles.

Una niña de cabello rizado,
ojos café mugre y un bultico en la cara,
al que le llaman nariz.

Una muñeca que siempre ríe y nunca llora.